La DEMOCRACIA en la Cooperativa Los Andes significa participación protagónica de los socios en las decisiones administrativas, estratégicas y operativas; es decir, en las decisiones de gestión institucional. Procuramos siempre que esta participación sea plena y verdadera; por tanto, los socios deben estar bien informados del funcionamiento de la cooperativa, del desempeño de su sistema administrativo, así como de los resultados de la gestión (asociativo, económico y financiero) de un determinado periodo. Además, los mecanismos de participación, que vienen a ser las asambleas, deberán ser adecuadamente convocados por las instancias correspondientes, y contarán también con procedimientos precisos, conforme a las normas internas.
Es el comité de educación, mediante Incoop y el departamento de comunicaciones, responsable de la capacitación de socios y directivos, información y difusión de la organización y realización de estas asambleas.
Ya es tradicional en nuestra cooperativa la práctica de la democracia directa, como también la representativa. En general, en las asambleas locales de socios, la participación de los socios es directa y presencial; mientras que, en las asambleas zonales y la asamblea general de delegados, el procedimiento de participación es indirecto, ya que participan solamente los representantes de los socios. Aquí se manifiestan tanto la democracia directa como la representativa; y ambos procedimientos son inevitables y necesarios para el fortalecimiento de nuestra cooperativa, a la que hemos dado énfasis a lo largo de nuestra vida institucional.
Previo al desarrollo de las ASAMBLEAS LOCALES DE SOCIOS, hay una etapa necesaria de depuración de socios del padrón general, conforme a nuestro Estatuto. Luego, se identifican lugares con criterios de proporcionalidad del universo de los socios y se establecen las sedes de asambleas; y la cantidad a la fecha es cerca de 120 en todo el ámbito de la cooperativa, a las que son convocados los 130,000 socios.
Este mecanismo democrático permite, entre otras, el ejercicio del control del funcionamiento de la cooperativa por parte de los socios; es decir, ahí se materializa el sistema de autocontrol cooperativo, lo cual es fundamental y garantía para el desarrollo prudencial de la cooperativa. Porque toda información de la gestión que se transfiere en las asambleas es sometida a un proceso de examen y análisis por parte de los asistentes; luego de amplias deliberaciones, proceden a su aprobación o desaprobación. En esto consiste el sistema de autocontrol cooperativo, que lo practicamos con absoluta regularidad.
Otro aspecto, referente al control democrático de los socios (mandantes), es la renovación del tercio de los directivos locales y de los miembros de los órganos de gobierno. Estos últimos se consagran como mandatarios y miembros de la Asamblea General Ordinaria de Delegados de la Cooperativa.
Con el fin de fortalecer los canales y mecanismos de comunicaciones efectivas entre los socios y los órganos de gobierno, en particular del consejo de administración, se han creado los Consejos Directivos Locales (CDLs), como instancias intermedias, que complementan y refuerzan la gestión de los órganos de gobierno, especialmente del Consejo de Administración, concretamente en los sistemas de comunicaciones y sistemas autocontrol, generando mayor cohesión y unidad de nuestra cooperativa. Los CDLs también supervisan la gestión de cartera de préstamos y la ejecución de programas de educación cooperativa, en sus respectivos ámbitos y jurisdicciones.
Los delegados, como representantes de los socios ante la Asamblea General de Delegados AGD, antes de ir a la asamblea general, realizan dos o más reuniones previas para analizar detalladamente toda la agenda contenida en la convocatoria: balance social, balance económico y financiero, las memorias e informes de los diferentes órganos de gobierno de la cooperativa.
Un aspecto importante de la realización de estas asambleas, que merece destacarse, son sus repercusiones que aquejan a la propia cooperativa; es que, tanto la organización como la realización de estos eventos democráticos, demandan mucho esfuerzo y también ocasionan considerable presupuesto, y un despliegue de tiempo e ingentes recursos logísticos que son necesarios para garantizar que esta práctica de la democracia culmine exitosamente. Sin embargo, no siempre los resultados pueden ser positivos; puede haber fracasos o retrocesos. Lo que está claro y seguro es que, pese a las adversidades y/o controversias, nuestras asambleas siempre serán necesarias e inevitables; los altos costos y los enormes esfuerzos que demandan serán compensados por las bondades que nos brindan estas asambleas, pues nos permiten aprender a vivir juntos, tomar decisiones colectivamente, trabajar y tener aspiraciones comunes, llegar a acuerdos en beneficio de todos, intercambiar nuestras experiencias para sacar lecciones de nuestros errores y aciertos.
La democracia cooperativa es que los socios se gobiernan a sí mismos, en un clima de libertad e igualdad de derechos y deberes, y con el privilegio de tener voz y voto. Así, la democracia cooperativa es un verdadero impulsor del desarrollo de la cooperativa, porque se sustenta en la participación y responsabilidad de los socios como arquitectos de su propio destino.
Así, también estamos contribuyendo a fortalecer la ciudadanía; saber ejercer nuestros derechos y deberes como actores directos del desarrollo integral de nuestra familia, nuestra comunidad, plasmando así nuestro sueño de mejorar verdaderamente nuestra calidad de vida y contribuir a la construcción de un Perú digno con justicia y paz.
¡Vamos, hacia el ALLIN KAWSAY!
Víctor Chati Pérez