Isonomía y democracia son palabras congénitas. Creadas conjuntamente. Imposibles una sin otra. Isonomía pronuncia una sentencia, «igualdad ante la ley». Democracia llega del griego: krátos, gobierno; démos, pueblo. «Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», explicaba Cleón a los atenienses 400 años a.J.C. El pueblo es el soberano, se entiende, pero si se conculca o cercena el derecho de isonomía, la democracia queda minusválida. Amputada.

Aristóteles habla de otras formas de poder. El poder en una sola testa es monocrático (monarquía o tiranía). Si una minoría obscura detenta el poder, se trata de una oligarquía (óligo, poco). Más, si la minoría es selecta pues es una aristocracia (o gobierno pitagórico), y plutocracia si el poder lo conservan los ricos. Ahora bien, la insatisfacción, el ruido de la calle, incuban la oclocracia o poder de la muchedumbre radical. Desproporcionada. Imprevisible.
La democracia directa inicia la doctrina. En las ágoras (los griegos), en los comitia (los romanos) o en los arengos del medioevo, se realizan asambleas populares y se aprueban mandatos. Tal lo comenta el barón de Montesquieu (1689-1755) y advierte: el pueblo debe hacer lo que sabe y delegar (a sus representantes) lo que desconoce. Anuncia la democracia representativa o indirecta.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) se declara partidario de la democracia directa y critica el sistema representativo inglés afirmando que, en el mismo, el pueblo sólo es soberano cuando vota. La democracia es controversia. Polémica. Es un sistema de normas que posibilita elegir gobernantes mediante el voto en elecciones a fuerza de competencia, define el conservador Joseph A. Schumpeter (1883-1950), quien introdujo la idea de vacancia de los gobernantes.
Aquel economista y sociólogo cuenta con la adhesión del filósofo liberal Karl R. Popper (1902-1994) el que afirma: «Los ciudadanos pueden deshacerse de los gobernantes sin derramamiento de sangre». Es decir, revocatoria. Al crecer las poblaciones la intervención directa en asambleas es imposible. En tal caso, procede la democracia representativa. El pueblo elige a sus representantes con el mandato de obrar el bien común.
En el mundo cooperativo, desde su protohistoria, la democracia es substancial. Única. Es el fundamento de la administración cooperativa. La cual reconoce la soberanía de los socios como la más alta autoridad. Las decisiones se toman con sentido de la propia responsabilidad. Sin inducción mediática. Independientemente. Y se accede a las diferentes funciones de la administración con igual derecho: un socio, un voto. Principio de la democracia cooperativa.
La democracia cooperativa se articula en las asambleas (democracia directa) y en los órganos administrativos (democracia representativa). Por acción de la primera, los socios personalmente toman acuerdos transcendentales. Obligatorios. La actuación de la democracia representativa ocurre en cuanto los socios, periódicamente, eligen a sus representantes para integrar los distintos órganos administrativos. Aquellos aceptan, por contrato consensual, cargos, obligaciones y atribuciones.
La democracia tiene en el siglo XX un tercer momento: la democracia participativa. Subsana los defectos o limitaciones de la democracia representativa. El cooperativismo la asimila en las macrocooperativas (revocatorias, referendos, planes concertados, presupuestos participativos). Las formas varían desde la anulación, sustitución o enmienda de un mandato, mediante el voto universal, hasta las asambleas por anexos, distritos o regiones.
En el tiempo en que a las inglesas se les negaba el derecho de sufragar, Ana Tweedale (del santoral cooperativo) votaba en las asambleas de su cooperativa rochdaliana, desde 1844, en igualdad con los asociados varones. (Recién en 1918 se reconoce el voto femenino en Inglaterra, merced a la denodada lucha de las sufragistas lideradas por una familia cooperativista, las inquebrantables Emmeline Pankhurst y sus hijas Christabel y Sylvia, denostadas como arpías por Sir Winston S. Churchill.).
La cooperativa además de unidad económica, es una entidad que coadyuva a la instrucción, a la educación y a la formación de conciencia ciudadana. Civismo. Escuela de enseñanza democrática, crea un estilo de vida solidaria. Otra conducta motivada por el servicio recíproco o cooperación. Al contrario de la competencia capitalista.
La competencia es contienda, engendra lucha, temor, injusticia, corrupción. Deshumaniza. Apunta al estar bien de los ricos. A la plutocracia. La cooperación es concordia, genera armonía, tranquilidad, justicia, integridad. Humaniza. Construye el bienestar de todos en democracia. Por ello, democracia y cooperativa son indesligables. Connaturales. Así es.
Lima, julio 2004