
- El actual Gerente, ocupa el cargo desde su fundación (15 de febrero del 2001).
- Es originario de la comunidad campesina de ONGOY – Chincheros. Trabajó desde 1972 en desarrollo rural.
Hace unos veinte años, el cooperativismo peruano padeció casi una hecatombe. Muchas cooperativas de reconocida trayectoria cerraron sus puertas. En nuestra región, solo la CAC “San Pedro de Andahuaylas” resistió este funesto proceso que vivió el cooperativismo peruano. Sin embargo, desde hace algunos años, hay un evidente renacer del cooperativismo, lo que reconocemos complacidos, pues esto fortalecerá al movimiento cooperativo.
Este resurgimiento, particularmente de las cooperativas de ahorro y crédito, nos impone el deber imperativo de reflexionar acerca de su naturaleza, fines y esencia, porque no todas las cooperativas que están apareciendo son genuinas ni legítimas. Es muy necesario que insistamos en comprender por qué y para qué se crean las cooperativas, y distinguir en forma clara nuestra diferencia con las instituciones empresariales que existen y se desarrollan en nuestra región.
Las cooperativas surgieron como respuesta a la exclusión y a la pobreza. Es el caso nuestro, que nacimos hace 13 años buscando oportunidades de acceso a los servicios financieros. Lo requerían los pequeños agricultores de las zonas rurales de Apurímac, por que se encontraban excluidos de estos servicios.
Nosotros nunca hemos sido una entidad asistencial, donde unos dan y otros solo reciben. Aquí estamos para DAR y APORTAR voluntariamente lo que podemos, y luego gestionar lo que necesitamos. Todo lo cual es una acción libre y consciente, muy alejada del afán de lucro, de la ambición de multiplicar ganancia sin límites.
Lo primero en la cooperativa es el servicio a las personas, que son los socios. Luego vienen el dinero y el mercado. Siempre hemos resaltado esto, y aquí lo reiteramos: nuestro beneficio será la satisfacción de los socios por los servicios recibidos de nuestra cooperativa. La dimensión y el grado de esta satisfacción lo evalúa cada uno, según la intensidad de sus necesidades y monto de sus aportaciones. Sin embargo, este beneficio es resultado de la voluntad de todos sus integrantes, quienes trabajan basándose en la ética y los valores del cooperativismo. ¡Nadie debe esperar mucho aportando poco!
Para comprender todo lo anterior, era necesario preocuparnos de la formación y educación cooperativa. Por eso, desde nuestra fundación, venimos brindando esos temas esenciales a todos nuestros socios. Esto no significa tener formalmente una escuelita o pretender una formación profesional, sino concebir, sentir y demostrar que estamos educando con cada una de nuestras actividades. Por ejemplo, el ahorro y crédito deben ser educativos por sus fines, por su destino y por sus beneficios.
La asamblea de socios es igualmente un proceso educativo, tanto por la asistencia y participación de socios y delegados, así como por las decisiones que toman los socios (mandantes) para elegir a sus mandatarios o dirigentes, que deben ser servidores cabales y responsables de los intereses y sueños de todos los socios a quienes representan.
Las cooperativas son asociaciones de personas que, para producir bienes o servicios, constituyen una unidad económica y social basada en la ayuda mutua. El conjunto de cooperativas es un movimiento económico de liberación social eminentemente solidario, que busca la elevación de la calidad de vida de los socios por esfuerzo propio. Su ideal revolucionario es trascendente, por que su fin supremo es la persona y la sociedad, a quienes rescata y libera de la pobreza, la exclusión y la injusticia. Busca un cambio en la economía y en la sociedad, mediante métodos eficientes opuesto a la violencia homicida. Sus luchas son constructivas y pacíficas; pero necesitan que cada día asumamos compromisos y afrontemos desafíos con dignidad, decoro, decisión y responsabilidad cívica.
La CAC “Los Andes” es una obra de bien común. Su destino es eliminar el lucro, que es el origen de todos los males. Rechaza los modelos económicos que generan desigualdad, injusticias y pobreza. Su consigna es de servicio a los semejantes, y hace suya la premisa de “No por lucro, ni por limosna, sino por servicio”, y el lema universal: “Uno para todos y todos para uno”.
Cada día nos preguntamos sobre los beneficios de la cooperativa. Estos beneficios son intrínsecos a su naturaleza y fines, y son extraordinariamente significativos para los socios. Económicamente, las cooperativas como herramienta de desarrollo, procuran un incremento en la adquisitiva (renta real) de los socios. Reducen los gastos, disminuyen los socios, mejoran la calidad de los productos y servicios, ejercen un control sistemático sobre la calidad de servicios y sobre la gestión. Cualquiera que sea el tipo de cooperativa, se traduce en un beneficio real para la economía de sus miembros y de sus comunidades. Los socios disfrutan de las ventajas de orden económico. Así, mediante el esfuerzo común, la cooperativa propicia el desarrollo de las familias y de los pueblos donde funcionan.
En Apurímac y en todo el ámbito de nuestras operaciones, ya somos un apreciable instrumento transformador. No solo por que estamos muy cerca de los socios con atención oportuna y procurando brindarles calidez, sino porque ellos saben por qué llegaron a la Cooperativa y qué esperan de ella. Por tanto, están conscientemente dispuestos a cooperar.
Así pues, somos una organización viva y confiable en la comunidad, que persistirá en servir a su gente y a sus comunidades, aún en las adversidades, venciendo cualquier dificultad.
AMA SUWA, AMA QELLA, AMA LLULLA
