
Las cooperativas agrarias mejoran las condiciones de producción en el campo. Alientan, agrupan, capacitan a los trabajadores agrícolas. Los incorporan a la economía. Los convierten en agentes económicos. Les enseñan a pensar con optimismo, a buscar mercados con precios sugestivos. Abdicar intermediarios. Abandonar monopsonios. ¿El crecimiento económico? ¿La inclusión social? Ganan con las cooperativas.
La productividad de la tierra se hace visible en las cooperativas agrarias, eficaces en la asignación de los factores productivos. La chaki taqlla se vuelve arado de acero. Y persuasivos los ingresos por ventas. Transforman los eriales, arenales y tierras vírgenes en suelos cultivados. Alimentos. Fibras. Insumos. Ganadería a cielo abierto o estabulada, todo es factible para las cooperativas agrarias.
Los medianos o pequeños agricultores son poco o nada conducidos por el individualismo, pero mediante la cooperación vencen el anonimato y, organizados en cooperativas, disfrutan las ventajas del valor agregado. Sus productos llegan a mercados lejanos. El trabajo en cooperación posibilita acceder a las economías de escala en el abastecimiento, equipamiento y colocación del producto. Esto es, eficiencia que supera, inclusive, la rentabilidad de grandes propiedades manejadas individualmente.
También son escuelas. Los cooperativistas descubren los secretos de la planeación, organización y control. Amén de las características del suelo, napas freáticas y manejo del clima. ¿Heladas? Agricultura en invernaderos. ¿Secanos? Riego por aspersión o sistema pivot. ¿Parvifundios? Integración parcelaria. En la economía mundializada son más eficientes que otras unidades de producción, alcanzan mayor volumen a más bajo precio. ¿Por qué? Porque derogan todo fin lucrativo.
La repercusión del cooperativismo en el agro se manifiesta en cualquier país; cambia, incluso, el concepto de propiedad. Evita el despoblamiento rural. Agranda la frontera agrícola. Racionaliza los cultivos. El agrosistema es realidad administrando cooperativas agrarias. En el agro la respuesta es cooperativismo. Por eso China, para recuperar su agricultura, apoya a más de 150 mil cooperativas. Europa cuenta con 43 mil cooperativas que cubren el 60% de la demanda de productos agrícolas.
Mas las cooperativas agrarias no solamente son las que roturan la tierra. Además existen los bancos cooperativos agrarios, las cooperativas de seguro agrícola, de electrificación rural y, por supuesto, las agrícolas ganaderas y las cooperativas de colonización. Estas abarcan la producción, transformación, comercialización, servicios.

Son polifuncionales. Los objetivos naturalmente son económicos, financieros, sociales, técnicos y educativos. Reducir los costos de producción, incrementar la renta, capitalizar el activo. La calidad de vida en el entorno es una aspiración.
Demostrado. Gracias a las cooperativas agrarias hay movilidad en el campo. Los agricultores adquieren presencia, capacidad de negociación como vendedores o compradores. El cooperativismo comercializa el 50% del producto agrícola mundial (informe de la ONU). Más de 100 mil cooperativas agrarias de la India, agrupadas en 170 uniones y, éstas en 22 federaciones, industrializan la producción lechera de 11 millones de cooperativistas. Éxito que redobla, en un país vecino, la Milk Vita de Bangladesh, cooperativa de lácteos que ha aumentado 10 veces los ingresos de 300 mil familias en menos de una década.
¿Globalización? La globalización se enfrenta con globalización. El cooperativismo agrario asimila el reto, avanza a la vanguardia de una operación revolucionaria: “comercio equitativo”. Las cooperativas de los países subdesarrollados constituyen alianzas con distribuidores de países desarrollados, o llegan directamente a sus cooperativas de consumo, en pos de precios que recuperan sus costos. ¿Por qué es esto posible? Porque las cooperativas respetan los acuerdos laborales internacionales, no practican discriminación alguna y evitan el trabajo de los niños, avala la OIT. En eso están las cooperativas cafetaleras de Timo-Leste, exportando el 30% de su producción nacional.
Mucho daño ocasionó la globalización al cooperativismo agrario. Pero, de reflejos inmediatos, los cooperativistas tomaron conciencia de la abrasadora economía. Innovaron la política agropecuaria dirigida por sus confederaciones: criterios, estrategias, trabajo, costos, precios, todo fue replanteado para lograr competitividad. Con información, capacitación y biotecnología sustituyeron cultivos. Tabaco por alimentos, verbigracia, como hizo la cooperativa Dínesh Bidi de Kerala. Y salvó la fuente de ingresos de 32 mil mujeres de un total de 40,000 trabajadoras. Hoy aplican tecnología de punta, investigación, programas, proyectos.
Tomen nota “Sierra Exportadora”, “Sembrando” y “Sustitución de Cultivos”. En las obras completas de Víctor Raúl Haya de La Torre se lee: “Con el propósito de elevar la productividad del campo, el PAP propugna, como tesis general, el establecimiento de grandes cooperativas agrícolas, (…) porque la organización cooperativa es uno de los medios realistas más modernos”. Y en el pacto parlamentario de 1963, una de las condiciones que exigió se refería al cooperativismo. El resultado fue la Ley General de Cooperativas 15260. La mejor. Así es.
Lima, octubre del 2006