Función de las cooperativas

Organizar la economía de conformidad con el capital es tarea del capitalismo; reorganizarla, con arreglo al trabajo, es propuesta del socialismo. El cooperativismo supedita el capital al trabajo y reestructura la economía empezando por el consumo, sin perder de vista a la producción.

mundo tomado por manos cooperativas
El mundo tomado de las manos cooperativas

En las cooperativas de producción, el cooperativista: como trabajador, o labra la tierra o transforma la materia prima o produce el servicio; como socio, asume responsabilidades, plantea alternativas y toma decisiones. En la producción aplica ciencia, en la asamblea esgrime doctrina.

Porque administrar una cooperativa acertadamente significa, a más de producir con éxito, juzgar circunstancias y realizar cambios.

El cooperativismo no nació para seguir, o continuar, o apuntalar injustos sistemas, o repetir antiguos preceptos. El cooperativismo emergió para cambiar, para transformar la esencia y modificar el entorno de los pueblos. El cooperativista sabe que repetir es camino al ocaso, y que sólo la innovación es vereda hacia el cenit.

¿Por qué, entonces, el afán de adoptar reglas, métodos y propósitos de otros sistemas? Porque en el cooperativismo peruano actúan muchos cooperativados; son los que ingresan a las cooperativas por fuerza de la ley, por el apremio de trabajar, o por la oportunidad de una renta fácil, pero no son cooperativistas. Aquellos son indiferentes, o son incapaces – o son indiferentes e incapaces- de comprender que la racionalidad cooperativista consiste en adecuar la tecnología a la potencia productiva de las poblaciones, según la intensidad de sus necesidades.

En las cooperativas, el empleo racional de los recursos estriba en combinar trabajo y capital de modo tal que genere bienestar. Es decir, que posibilite aumentar y mejorar el consumo, jamás las ganancias. Por eso, no hay racionalidad cooperativa, cuando, por ejemplo, se construyen locales, se instalan sucursales, se publicitan servicios, se alquilan lugares exclusivos, etc.; mientras los socios, pagan precios o intereses lucrativos, o los trabajadores ganan mendrugos sumidos en la pobreza.

Luego, dada la realidad actual, es perentorio definir el papel de las cooperativas en la producción, en la distribución, en el consumo y en el ahorro. O sea, hay que precisar su “rol empresarial”; así dicen los que gustan del galicismo y del remedo. Sin embargo, es imprescindible determinar, previamente, el objetivo del cooperativismo peruano. A menudo se olvida que la función de las cooperativas -como unidades depende del fin del cooperativismo, como conjunto.

donde hay una necesidad, cabe una cooperativa
Donde hay una necesidad, cabe una cooperativa

¿Qué se espera del cooperativismo futuro? Esa esperanza es el objetivo del cooperativismo presente. Dicho de otro modo, el objetivo corresponde a “lo que debe ser” el cooperativismo a juicio de los cooperativistas contemporáneos. A éstos les concierne diseñar el paso de la realidad al anhelo. El diagnóstico, el plan, los programas y proyectos cooperativos, deben formularse de acuerdo al objetivo del cooperativismo. Para lo cual, influyen decisivamente los principios.

¿Qué principios tienen más fuerza en la actuación de los cooperativistas? Si son los principios económicos, el objetivo del cooperativismo peruano es la reorganización de la economía. Si son los principios políticos, la reestructuración del Estado es el objetivo. Pero si los principios sociales son los que más influyen en la voluntad de los cooperativistas, estamos ante el deseo de construir una sociedad distinta. ¿Qué anhelan los cooperativistas? Es lo primero que deben discutir si quieren ser escuchados en el debate sobre la reconstrucción nacional. ¿La Ley General de Cooperativas? Puede esperar. Así es.

Lima, noviembre 1988

El cooperativismo es desarrollo comunal
El cooperativismo es desarrollo comunal